El Canal de Panamá

José Miguel Martínez
Desde principios de 1850, Estados Unidos y Europa vislumbraron la necesidad de una ruta más rápida para transportar la mercancía de las costas de California a los puertos de Europa. Los franceses vieron la oportunidad en el actual Panamá, antes territorio de Colombia. En 1881, las obras francesas comenzaron, pero por el terreno complicado. Para 1889, tras las enfermedades y el poco apoyo financiero, la compañía francesa que desarrollaba el proyecto cedió los derechos de la construcción del canal a los estadounidenses.
En el transcurso del año 1903 Panamá logra separarse de Colombia con apoyo estadounidense. En agradecimiento, el nuevo Gobierno cedió los derechos sobre el canal a Estados Unidos, de manera perpetua. Al año siguiente, Estados Unidos retoma las obras; para principios de 1914, el mundo fue testigo del viaje inaugural del Canal de Panamá.
De la mano del presidente Carter en los años 70, Estados Unidos comenzó a ceder la operación y administración del Canal al Gobierno de Panamá bajo dos condiciones: mantenerse neutral y reservar al Gobierno estadounidense el derecho a defender el Canal ante cualquier amenaza a la neutralidad, utilizando fuerza militar.
Este corredor reduce el viaje de un par de meses a un máximo de tan solo 10 horas, pasando por la Patagonia. Hoy en día, un promedio de 36 barcos transita el Canal, dejando una derrama económica de 4.5 millones de dólares, según datos del Gobierno panameño.
El 21 por ciento de los ingresos del canal se deben a los barcos chinos, quienes han invertido fuertes cantidades de dinero en los puertos panameños. La influencia de China sobre Panamá ha sido tanta, que en el 2017 el país centroamericano rompió relaciones diplomáticas con Taiwán.
Bajo el Gobierno de Trump, Estados Unidos ha declarado en varias ocasiones que no permitirán a China inmiscuirse en el canal, rompiendo con la neutralidad pactada. En consecuencia, han realizado movimientos militares estratégicos, como mandar buques a custodiar el canal o presionar al Gobierno de Panamá buscando que todos los buques de bandera estadounidense pudieran cruzar sin pagar el peaje, lo cual fue rápidamente negado por Panamá, argumentando que nadie cruza el canal sin pagar.
Las tensiones desde la Casa Blanca han sido muchas, pues Trump ha hecho todo lo posible por hacer notar su descontento derivado del acercamiento entre China y Panamá. Incluso, ha amenazado con retomar el control de este por medio de la fuerza, buscando, supuestamente, garantizar la neutralidad de este.
En realidad, es evidente que Trump busca mover sus buques militares por el canal en caso de un conflicto militar con China, por ello la importante “neutralidad” del mismo. Sin embargo, Estados Unidos también está enfrentando a una oferta difícil de resistir, pues China actualmente está ofreciendo a Panamá modernizar la infraestructura de sus puertos, además de facilidades económicas para poder sacar préstamos.
Así, Panamá se encuentra entre la espada y la pared, aunque también implica una grandiosa oportunidad para usar la rivalidad de las dos potencias a su beneficio.
Antes de finalizar, dedico esta columna con mucho cariño a mi abuelo, quien sembró en mí el gusto por el tema, luego de nuestro viaje juntos a Panamá, hace ya algunos años.