
El mezcal, una de las bebidas más representativas de México, ofrece una experiencia sensorial única cuando se degusta correctamente. Desde la selección del destilado hasta la apreciación de sus aromas y sabores, conocer el proceso adecuado permite disfrutar al máximo su complejidad.
Selección y preparación
Antes de iniciar la degustación, es importante elegir un mezcal artesanal de calidad. Se recomienda verificar que sea 100% agave, sin aditivos ni procesos industriales. La copa ideal para degustarlo es la veladora, que permite apreciar mejor sus características.

Observación y aroma
El primer paso es examinar el color y transparencia del mezcal. Un buen destilado debe ser claro y brillante, reflejando su proceso de elaboración. Luego, se acerca la copa a la nariz para identificar los aromas primarios, que pueden incluir notas ahumadas, frutales, herbales y especiadas.
Degustación y retrogusto
Para probar el mezcal, se recomienda tomar un pequeño sorbo y dejar que se expanda por toda la boca. Esto permite identificar su dulzura, acidez y picor, además de revelar matices como vainilla, cítricos, madera o tierra. Después de ingerirlo, el retrogusto ofrece una segunda capa de aromas que enriquecen la experiencia.
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Maridaje y acompañamiento
El mezcal puede disfrutarse solo o acompañado de alimentos que complementen sus sabores. Entre las opciones más recomendadas están el chocolate amargo, frutas cítricas, quesos añejos y sal de gusano, que resaltan sus notas características