El doble discurso
Netanyahu declaró que se trató de un ataque preventivo con el objetivo principal de frenar el rápido desarrollo del programa nuclear iraní.

Por José Miguel Martínez.
El pasado jueves, Israel, de la mano de su primer ministro, Benjamín Netanyahu, inició una operación militar contra las plantas nucleares y los centros de enriquecimiento de uranio en Irán.
Netanyahu declaró que se trató de un ataque preventivo con el objetivo principal de frenar el rápido desarrollo del programa nuclear iraní, incluyendo la eliminación de personas clave en su diseño y ejecución. Por su parte, Teherán -capital iraní- insistió en que su programa tiene fines estrictamente pacíficos.
El Gobierno de Estados Unidos negó cualquier participación en el ataque. Sin embargo, las tensiones en Medio Oriente aumentan mientras Irán responde con misiles y drones contra Tel Aviv, capital israelí.
Desde entonces, los ataques de ambos países no han cesado. Irán bombardea con intensidad, sobrepasando las capacidades de la Cúpula de Hierro, lo que ha permitido que varios misiles impacten directamente en la capital. En paralelo, Israel continúa atacando instalaciones militares y nucleares iraníes.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, declaró a través de su red social: “Creo que el ataque ha sido excelente (…)”. Alemania y Francia, por su parte, recordaron que Israel tiene derecho a protegerse y garantizar su seguridad.
En contraste, China, Omán, Catar y la ONU han hecho un llamado urgente a llevar el conflicto al terreno diplomático para evitar una escalada de consecuencias impredecibles. Todo esto ocurre mientras Estados Unidos e Irán continúan negociando el futuro del programa nuclear del país persa.
En el mundo musulmán, la reacción ha sido contundente. Incluso Arabia Saudita, que no mantiene las mejores relaciones con Irán, condenó el ataque contra “el país hermano”.
Turquía y Pakistán también calificaron los bombardeos como una clara provocación. Grupos armados como Hamas y los rebeldes hutíes en Yemen amenazaron con “hacer llover fuego sobre Tel Aviv”.
Netanyahu ha sido claro: los ataques continuarán hasta lograr su objetivo de desmantelar por completo la capacidad nuclear iraní. Mientras tanto, Irán, superado en poder militar y alianzas estratégicas, advirtió que, si la ofensiva persiste, “Israel dejará de ser habitable”.
Este escenario nos remite inevitablemente a otro conflicto reciente. Cuando Rusia invadió Ucrania, el presidente Vladimir Putin justificó la agresión como una medida de seguridad: si Kiev entraba a la OTAN, misiles nucleares podrían desplegarse a menos de 90 kilómetros de Moscú. Estados Unidos y Europa -con Alemania y Francia al frente- condenaron firmemente la invasión y brindaron apoyo militar a Ucrania.
Entonces me pregunto: ¿Cuál es la diferencia entre lo que está haciendo Israel y lo que hizo Rusia? A simple vista, parece que se trata del mismo acto, con diferente narrativa. No veo más que un doble discurso.