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¿De dónde provienen los nombres de los huracanes y quién los elige? Aquí te decimos

Los nombres de los huracanes son asignados por la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Esta organización mantiene listas predeterminadas para cada cuenca oceánica, que se repiten en ciclos de seis años. Los nombres deben ser cortos, fáciles de pronunciar y culturalmente neutros.

El proceso de asignación de nombres ayuda a facilitar la comunicación y la difusión de información vital durante emergencias. ¿Te gustaría saber más sobre cómo se eligen estos nombres o sobre algún huracán en particular?

Los nombres de los huracanes son seleccionados por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) siguiendo un proceso específico:

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  1. Listas Predeterminadas: La OMM mantiene listas de nombres para cada cuenca oceánica. Estas listas se repiten en ciclos de seis años y contienen nombres tanto masculinos como femeninos, alternados alfabéticamente.
  2. Criterios de Selección: Los nombres deben ser cortos, fáciles de pronunciar y culturalmente neutros. Se excluyen nombres que comiencen con las letras Q, U, X, Y y Z debido a su rareza.
  3. Retiro de Nombres: Si un huracán es particularmente devastador, su nombre se retira de la lista y se reemplaza por otro. Esto evita que se repita el nombre de un evento trágico en el futuro.
  4. Historia: La práctica de nombrar huracanes comenzó en el siglo XIX, cuando se les daba el nombre del santo del día en que ocurrían. En la Segunda Guerra Mundial, los meteorólogos militares de EE.UU. comenzaron a usar nombres femeninos, y en 1979 se incluyeron también nombres masculinos.

Este sistema facilita la comunicación y la difusión de información durante emergencias.

¿De dónde proviene el nombre del huracán Beryl?

El Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados unidos catalogó al huracán Beryl como un ciclón prematuro y “extremadamente peligroso”, pues nunca antes el primer ciclón de la temporada había escalado a la categoría 4 en la escala Saffir-Simpson, el cual avanza por el Atlántico con poderosos vientos y marejada ciclónica.

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) integró el nombre Beryl a la lista de huracanes en el Océano Atlántico en el año de 1982 y desde entonces ha sido utilizado en siete ocasiones para una serie de tormentas tropicales y huracanes en la región. De hecho, sólo en 1988 y 2018 se convirtió en huracán de categoría 1 en la escala Saffir-Simpson, sin causar daños significativos.

Hasta antes de 2024, ninguna tormenta o huracán con el nombre Beryl ha impactado directamente en México, pues estas han afectado principalmente regiones del Atlántico norte, como las islas del Caribe y la costa sureste de Estados Unidos, en los estados de Florida y Georgia.

Por ello este nombre resulta poco conocido en México y en estos días para muchas personas el significado es un misterio.

Beryl es un derivado del griego “beryllos”, con el cual se nombra a un grupo de minerales preciosos que incluyen la esmeralda, la aguamarina, bixbita y la morganita.

Estas joyas tienen una estructura cristalina hexagonal y se utilizan tanto en gemología como en la industria de las joyas. La esmeralda es una de las gemas más valiosas, especialmente si tiene un color verde profundo y una claridad alta, mientras que la aguamarina posee un alto precio por sus tonos de azul intenso, que recuerdan al océano.

Por esa razón este huracán lleva el nombre de una piedra preciosa con tonalidad “verdemar” o “aguamarina”.

¿Cómo se llama el huracán mas mortífero de la historia?

El Gran Huracán de 1780, también conocido como el Huracán San Calixto, es el huracán más mortífero registrado en el Atlántico. Ocurrió entre el 10 y el 16 de octubre de 1780 y causó la muerte de aproximadamente 22,000 personas.

Este huracán devastó las islas de Barbados, Santa Lucía, San Eustaquio y Martinica, entre otras2. Se estima que los vientos alcanzaron velocidades de hasta 320 km/h (200 mph), lo que lo convierte en uno de los huracanes más intensos de la historia

Otro huracán notablemente destructivo es el Huracán Katrina de 2005, que causó daños estimados en 170,000 millones de dólares en Estados Unidos.

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