El susurro de la selva: Juan del Monte, el protector que te guía o te pierde en el corazón del Mayab
En las profundidades de la selva maya de Quintana Roo, los habitantes conocen la figura de Juan del Monte (o San Juan del Monte), un ánima mítica que es el guardián de la naturaleza. Esta leyenda ancestral advierte a quienes se adentran en el monte: Juan del Monte puede imitar la voz de un ser querido para perderte y, si dañas la selva, su castigo es el desamparo.
El engaño de la voz: El poder de Juan del Monte
La leyenda es una advertencia para los que se adentran en la selva. Juan del Monte tiene el poder de imitar la voz de un familiar o un ser querido para atraer a las personas, encaminándolas a kilómetros monte adentro hasta perderlas. El caso de Pancho, un niño maya de siete años, es el más recordado: el pequeño escuchó la voz de su padre llamándolo y el ruido de su caballo, pero Juan del Monte lo guio por un camino completamente distinto, y se perdió en la espesura.
Guardian de la naturaleza y proveedor de vida
Juan del Monte es el protector de la selva. Se encarga de proveer de alimento a los animales, los cuida y los hace crecer, y protege las plantas y los árboles. Por ello, antes de entrar a pastizales o montes, la tradición exige pedirle permiso con una súplica: “San Juanito bendito amarra tus animalitos con un cordón bendito que voy a entrar al monte”. Las personas que se encomiendan a él no encuentran víboras ni animales venenosos.
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El castigo del protector: Silbidos, risas y la pérdida del camino
A pesar de su labor de guardián, Juan del Monte puede ser implacable con sus presas, especialmente con los cazadores furtivos o los campesinos que dañan la naturaleza. Si te descubre cometiendo una falta, comienza a silbar y, si no le prestas atención, puede tirarte encima un árbol o adentrarte a una cueva para asustarte. El castigo más temido es perderte en el monte por horas, o incluso por años.
Un mito que moldea la conciencia social
La leyenda de Juan del Monte no es solo una historia de terror, sino un pilar de la educación ambiental maya. La narrativa se encarga de recordar a las nuevas generaciones que la selva es un ser vivo que debe ser respetado, y que la naturaleza, con su sabiduría y su magia, puede ser tanto una aliada como una enemiga si no se le da el respeto que merece.
