El carnero de Tizimín: Manjar ancestral e identidad que trasciende
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En el corazón del oriente yucateco, Tizimín se enorgullece de su icónico platillo tradicional: el carnero. Este manjar, preparado con técnicas heredadas de generaciones, es mucho más que un alimento, es una expresión de identidad cultural que une a las familias y resalta la riqueza culinaria de la región.
Esta delicia se acompaña con repollo, tomate, cilantro, chile habanero, cebolla roja asada y naranja agria, ingredientes que realzan su sabor y lo convierten en una experiencia gastronómica única.
José Luis Torres Rodríguez, quien se dedica a la preparación de este platillo desde hace más de 20 años, platicó que la preparación del carnero inicia con una cocción lenta, en la que se utiliza leña y un caldo especiado que impregna la carne con un aroma y sabor inigualables.
Los pobladores de Tizimín han perfeccionado la receta para asegurarse de que cada bocado sea un viaje al pasado y una celebración de su herencia.
“Quiero que el mundo conozca este platillo, por lo que lo llevo a estado, empezando en casa claro, en la Feria de los Reyes en enero y finalizando con Xmatkuil en noviembre; el carnero es nuestro sello de identidad, pero también algo que queremos compartir con todos”, expresó.
La popularidad del carnero ha trascendido las fronteras del municipio. Personas de otros puntos de Yucatán y turistas de diferentes partes del país viajan exclusivamente para degustarlo, atraídos por su exclusividad, ya que este platillo no se encuentra en otros municipios. Siendo una localidad ganadera, la accesibilidad y los precios lo hacen un guiso único de esa zona de la región.
Su singularidad radica no solo en su sabor, sino en el ritual que rodea su consumo: compartirlo en familia o entre amigos durante festividades locales, ferias o reuniones especiales.
El carnero de Tizimín se distingue, además, por la frescura de los ingredientes utilizados y el toque especial que le dan las manos experimentadas de los cocineros locales.
Su preparación requiere paciencia y dedicación, lo que refuerza el vínculo entre quienes lo elaboran y quienes lo disfrutan. Este platillo, más que un alimento, es un emblema de Tizimín, que en cada porción invita a conocer la esencia cultural y la calidez de su gente.
“Aunque es un platillo típico y emblemático de Tizimín, cada persona tiene su propio sazón, no le sabe igual a Juanito que a Pedrito y eso es lo que hace que comerlo aquí sea una experiencia única y extraordinaria. Hay gente que lo come todos los días, que viene de diferentes lugares solo para saber la historia y qué tan diferente sabe en cada lugar”, afirmó el director de Turismo de Tizimín, Gabriel Aguiñaga Medina.