
FOMO, esa ansiedad moderna por no perdernos de nada, es más común de lo que creemos. Esta sigla, ahora viral, esconde una historia fascinante sobre cómo las redes nos cambiaron la vida.
¿Qué significa FOMO y de dónde viene?
FOMO es el acrónimo de “Fear Of Missing Out”, que se traduce como “miedo a perderse algo”. Aunque parece una invención reciente de TikTok, la expresión surgió en el año 2004, cuando el estratega de marketing Patrick McGinnis la usó por primera vez en un artículo de la revista The Harbus, publicada por Harvard Business School.
El término se refiere a esa sensación de ansiedad o incomodidad que surge cuando vemos (principalmente en redes sociales) que otros están disfrutando experiencias que nosotros no: fiestas, viajes, conciertos, oportunidades laborales, relaciones… y sentimos que nos estamos quedando atrás.

¿Por qué se volvió tan viral?
La popularización de FOMO creció con el auge de las redes sociales. Al ver constantemente las mejores versiones de las vidas de los demás —ediciones, filtros y highlights—, se activa una respuesta emocional comparativa que genera insatisfacción y ansiedad. Instagram, TikTok y Twitter son plataformas donde el FOMO reina sin piedad.
Además, la generación Z y los millennials han adoptado el término como parte de su lenguaje cotidiano, usándolo incluso con humor o ironía. De ahí derivan frases como:
- “No fui al concierto y el FOMO me está matando”.
- “Vi las stories de todos en la boda y me dio FOMO nivel dios”.
FOMO y salud mental: lo que nadie dice
Estudios psicológicos han demostrado que el FOMO puede afectar la autoestima, el sueño, y generar adicción al scroll infinito. Algunas personas llegan a planificar su vida más por miedo a quedar fuera que por deseo real.
Por eso han surgido conceptos contrarios como JOMO (“Joy of Missing Out”), que celebra el placer de desconectarse, decir que no y vivir a tu ritmo.
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¿FOMO de qué cosas tenemos más?
Según varias encuestas recientes en México y Latinoamérica, las situaciones que más generan FOMO hoy en día son:
- Eventos sociales (bodas, conciertos, fiestas).
- Viajes y vacaciones.
- Éxitos personales (ascensos, logros, relaciones).
- Experiencias exclusivas (restaurantes virales, festivales).
- Oportunidades de compra (ofertas flash, preventas, NFTs, etc.)
¿Qué podemos hacer con el FOMO?
La clave está en reconocerlo y reírse un poco de él. Desactivar notificaciones, limitar el tiempo en redes y recordar que nadie publica sus fracasos puede ser de gran ayuda.
O como dirían en TikTok: “Bájale dos rayitas, que la vida real también es cool”.