No solo con corcho se tapa una botella
Entre los sonidos que identifican cosas en el mundo hay uno inconfundible; el sonido del corcho al abrir una botella de vino. Un sonido que nos anticipa, nos sugiere expectación. Sin embargo, cada vez estamos prescindiendo más de él.
La ecología, los árboles de alcornoque contaminados y la necesidad de hacer el vino más accesible al consumo tanto en costo como facilidad de apertura, son algunas de las razones que están haciendo derivar la manera tradicional de tapar una botella hacia la tapa rosca. Inclusive muchos bodegueros están diciendo adiós al corcho para siempre.
¿Corcho natural, corcho sintético o tapa rosca?
El corcho natural nunca podrá ser sustituido al 100%.
Es flexible y maleable. Acepta un alto grado de presión para adaptarse al tamaño de la boca de diversidad de estilos de botellas de vino.
Es poroso con lo cual permite fungir como una esponja absorbiendo vino para ensancharse y sellar la botella y al mismo tiempo permite una lenta microoxigenación; como si el vino respirara muy lenta y pausadamente generando evolución positiva.
Es justo en este punto donde la discusión existe. No todos los vinos son elaborados para evolucionar y crecer en botella, por lo tanto, no necesitan cerrarse con un corcho, ni el consumidor necesita pagar el costo alto del mismo, para eso está la tapa rosca.
Dado a que no es ”glamorosa” y que los primeros vinos que vimos llegar a México con ese tipo de cerradura eran vinos muy baratos, se creó una falsa postura del mercado ante ello, asumiendo que todo vino cerrado con una tapa rosca es barato o de baja calidad. Nada más lejos de la realidad.
Hay países de profunda producción vinícola como Australia y Nueva Zelanda donde todos los vinos incluidos los mas caros y premium están tapados con tapa rosca. La razón del enólogo para hacer esto es purista, y podemos concentrarla en tres aspectos. Ecología, genuinidad, evitar la enfermedad del corcho.
EL enólogo quiere que el vino que ha elaborado permanezca lo más posible en la exacta condición en la que él lo elaboró, con lo cual la evolución del vino no es algo que busquen. Por otra parte, está el tratar de alejarse del TCA = enfermedad del corcho que ocasiona el aroma del vino acorchado.
TCA (tricloroanisol 2-4-6) es un compuesto molecular cargado por el corcho que puede desarrollar en el vino un olor a humedad como a cartón viejo mojado y moho.
Demasiado dinero y experiencias se han mal gastado cuando uno se topa frente a este desagradable aroma y sabor que cambia totalmente el perfil del vino. No es culpa de la uva, ni de su proceso, no es culpa de la bodega el enólogo o la crianza.
Es una molécula que sucede ya sea por blanqueamiento poco cuidado de las piezas de corcho o bien por el uso de productos de limpieza con cloro en las bodegas cuando los lotes de corchos ya han sido comprados Esto entre otras razones provocan un vino totalmente desorientado y lejano de su autenticidad.
Así que la próxima vez que veas una botella con una tapa enroscada no la descartes, investiga un poquito más sobre ella.